En una carretera de montaña, en algún lugar entre Siborong y Padangsidimpuan en Sumatra en Indonesia, Albert, Lore y yo, nos paramos en un restaurante familiar, donde los viajeros pueden proveerse de algunas necesidades básicas como comida y gasolina embotellada. Nadie habla inglés, pero gracias a la sofisticada tecnología, conseguimos comunicarnos con los propietarios de local y sus amigos. Así es como la simpleza y la tecnología se aúnan. Quién dice que hay que cumplir ciertos estándares para hacer un maravilloso menú? quien dice que debemos tener lavadoras para mantener limpias nuestras ropas? Este modesto pero eficiente restaurante tenía probablemente el baño más limpio por el que habíamos pasado durante toda nuestra ruta, un riachuelo de agua limpia. La gente aquí probablemente no conoce la palabra exigencia y sería poco probable que pudieran adaptarse al complejo mundo en el que nosotros vivimos.



